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Contexto histórico. 

En este apartado realizaremos un recorrido por la historia, para contemplar los tipos de pobreza que han ido existiendo y así observar las diferentes modalidades y maneras de verse este fenómeno, así, hasta llegar a nuestros días.

Como bien podemos imaginar la situación de “estar en la calle” puede llegar a producir como consecuencia una exclusión y un aislamiento social de aquella persona que padece esta situación. A su vez, para entender y realizar este apartado, debemos trabajar en una pregunta; ¿Esta situación de sin hogarismo ha ocurrido durante toda la historia?, la pregunta y por consiguiente su respuesta, parecen bastante obvias. Sí, esta situación se ha dado y se sigue dando desde mucho tiempo atrás, aunque con el paso de los siglos esta situación se ha ido modificando y adaptando al entorno social en el que se viviera, pero no sólo en el aspecto sociológico, sino también en el político y económico del mundo el que vivimos.

Es por todo ello, que desde tiempo atrás, la pobreza ha sido el mínimo común denominador para realizar diversas clasificaciones sociales y un conglomerado de ideas que han acabado provocando diversos juicios éticos y morales.

En el caso de España, podríamos preguntarnos diferentes cuestiones para poder abordar esta temática de una mejor manera; ¿Es la pobreza una consecuencia de una mala gestión social o directamente desde el principio de la historia no se ha querido eliminar esta estratificación?

Hasta el siglo IX, la pobreza siempre ha ido unida a unas prácticas religiosas, basado en las prácticas de la caridad y misericordia, buscando ese cobijo y ese apoyo religioso. Se mostraba la relación social con las personas sin hogar como algo natural e incluso inevitable, era contemplando como una relación análoga de afectividad, ya que, mediante los principios anteriormente mencionados, las personas sin hogar de ese momento podrían mostrar sus agradecimientos y esa humildad hacia aquellos individuos que prestaban su tiempo y ayuda.

A partir del siglo XIV las condiciones sociales, políticas y económicas dieron un giro drástico, causas de estas fueron las numerosas epidemias (como las aleatorias pestes y hambrunas que se daban) y las altas tasas de impuestos provocaron en la sociedad (en este caso la medieval) una estratificación dentro de las clases bajas de la sociedad, diferenciando a los pobres (donde encontraríamos a estas personas con el fenómeno sin hogarismo) y por otro lado encontrábamos a los pícaros u ociosos cuyo único placer era el vicio, estos últimos no tenían derecho a ser asistidos.

Durante el siglo XV se realizaron numerosas tipologías y estudios de de personas sin hogar, llegando a clasificarlos en más de treinta tipologías que poco a poco se fueron desechando, aunque una de las más relevantes, siendo muy similar a la del siglo XIV, eran aquellas personas que no tenían derecho asistencia.

En el siglo XVI, se realizaron divisiones importantes respecto a la tipología de la pobreza y situaciones de sin hogarismo (aunque en aquel momento no se refiriesen como tal a este colectivo social). A partir de este momento se extrapoló no solo al ambiente social, sino también al moral, es decir, estar dentro de una u otra categoría hacia que el trato fuese  totalmente diferente, llegando incluso en el siglo XVII a llevar un distintivo para poder identificarlos.

Todas las diferentes hambrunas que se fueron sucediendo, a la par de pestes, guerras y demás causas, como bien se ha mencionado anteriormente, provocaron una serie de tipologías de pobres que causaron en el resto de la población oleadas de miedo y una proliferación de sensación de inseguridad, acechando aquel que no tenía nada, como era de esperar ese odio y rechazo se proyecto hacia las personas que se encontraban viviendo en la calle. Así nos damos cuenta que fruto del miedo, la desconfianza y el recelo social que inspiraban estas personas sin hogar (englobando a mendigos, pícaros etc.…) hicieron que se tomaran medias legislativas, tales como la proliferación de leyes de pobres y vagos, atentando contra su propia salud, higiene, moral y economía.

A modo de conclusión hacia este apartado hay que responder por ello a la pregunta formulada al principio de ésta. No ha sido ninguna mala gestión social , sino una falta de interés y una carencia de principios igualitarios , fomentando la estratificación y las condiciones extremas entre las diferentes clases sociales que se han promovido durante toda la historia.

Contexto actual de las personas sin hogar.

El sin hogarismo, se le denomina como un proceso de falta de alojamiento adecuado y de carácter permanente que pueda llevar a un marco inestable de convivencia.

Madrid es una de  las ciudades de España (junto con Barcelona y Sevilla) con más número de personas sin hogar según los registros del INE. Debido a la crisis actual que está viviendo España, hace que se dé una insuficiencia del actual modelo político- social.

Retomando la definición que hemos mencionado en el anterior párrafo, el observatorio europeo que recoge FEANTSA (European Federation of Organisations Working with the homeless) (FEANTSA.ORG, 2018), se puede desarrollar una tipología de personas sin hogar y en situación de carácter residencial., con el fin de contribuir a una mejora de la integración de estas personas sin hogar.

Dentro del contexto actual de las personas sin hogar, se da una serie de ausencias de dominios por los cuales podemos contextualizar la situación de estos individuos; en primer lugar un dominio físico (es decir, una vivienda adecuada de la cual una persona y su familia pueden ejercer un uso exclusivo), la siguiente ausencia, es por parte del dominio social (un espacio donde las personas puedan mantener su privacidad y establecer relaciones satisfactorias) y finalmente el dominio legal (refiriéndose al hecho de disponer de un título legal de ocupación).

A partir de estos tres dominios, se despegan cuatro categorías básicas que pueden mostrar en mayor o menor grado, la exclusión residencial: sin techo, sin vivienda, vivienda insegura y vivienda inadecuada.

Antes de comenzar con la pregunta de investigación, nos gustaría comentar y en parte, hacer una crítica a los dominios o a los estándares que se tienen para definir tipologías de sin hogarismo, centrados únicamente en conceptos materialistas y que al fin y al cabo, no llegan a corresponderse de una manera precisa con la realidad que viven estas personas (y sobre todo el acceso a la vivienda). No es únicamente cuestiones referidas a la habitabilidad, sino a las heterogéneas causas y circunstancias de las personas en dicha situación.

La pregunta que nos podríamos hacer y que más tarde contrastaremos en análisis de resultados es; ¿Cuáles son realmente las causas del sin hogarismo en pleno siglo XXI?

Las causas las por las que se dan en este momento son (unas de las muchas); causas correlaciónales (ruptura de redes sociales, violencias), causas personales (las mayoritarias son por enfermedad o adicción), causas estructurales (como el propio acceso limitado a un alojamiento seguro y digno, el no reconocimiento en la ciudadanía de las personas, el discurso hegemónico sobre el sin hogarismo), causas institucionales ( como la propia descentralización, especialización y selección hacia este colectivo).

En el caso de España y en especial de Madrid, la cual es la ciudad en la que nos vamos a centrar durante todo el transcurso de la metodología para hacernos una idea o imagen mental de lo que puede suceder en la capital.

En el siglo XIX, al explotar el tránsito de las sociedades industriales provocaron transformaciones radicales fueron acompañadas de nuevas formas de desigualdad, tales como los parados de larga duración, la precariedad laboral y las sugerentes modificación del trabajo, llevaron a producir una sociedad de carácter dualista, provocando que toda esa marginación y esa precariedad, ya conocida, se consolidara y aparecieran nuevas formas de exclusión.

Además de los factores más señalados, se añaden a otros apartados como la ruptura de lazos familiares, laborales y sociales que van alejando a la persona, conduciéndolo a una vida de Aislamiento.

Ésta tiene unos derechos pendientes en cuanto a su efectividad, uno de los ejemplos claros es el art. 47 de la CE, el cual muestra el acceso a una vivienda digna y adecuada. Durante los años 80 del siglo XX comienza a darse un proceso de transformación urbana, la propia crisis de esos años unida a una crisis estructural, y una debilidad de vínculos sociales  y las formas de carácter tan tradicionalista, fueron uno de los moldes antecesores e impulsores de este sin hogarismo.

Actualmente, esta progresión existencial de las Personas sin hogar se ha convertido en un problema propio de las personas sin hogar más desarrolladas (occidente) mostrando como denominadores comunes; la privación económica (ingresos insuficientes), la privación social (marginación social, deterioro personas, tanto físico como intelectual) y la privación política (carencia de poder, falta de participación de las PSH).

Concepto PSH. 

Los conceptos son constructos sociales por los que podemos llegar a recibir una información acerca de un concepto, persona física o fenómeno que se procura investigar. En este caso se deberá realizar una definición acorde con los que se conoce a  una persona sin hogar.

En un primer lugar, se muestra una condición sine qua non por el cual hay mucha afinidad entre los distintos conceptos que la sociedad engloba al hablar de las personas sin hogar, pero que desgraciadamente, no sugieren lo mismo. Son conceptos que tienen un problema de base pero que por culpa de las diferentes connotaciones que se han ido realizando por el conjunto de la sociedad, se han incorporado en nuestro lenguaje, pero como se ha dicho, son constructos erróneos que no describen lo que de verdad se quiere reseñar.

Ejemplos de estos podemos encontrar en; “mendigo”, el conjunto de la sociedad de una manera general, acaba relacionando la situación de sin hogarismo con este adjetivo, pero según define la RAE; “mendigo o mendiga es aquella persona que habitualmente pide limosna”, como hemos dicho antes no significa que todas las personas sin hogar sean mendigos, ni que todos los mendigos sean personas sin hogar. Al igual sucede con el caso de los “transeúntes”, en la actualidad no sería acertado relacionarlo con la situación de sin-hogarismo, ya que el carácter sedentario en este colectivo se ha incrementado de una manera significativa de unas décadas atrás hacia la actualidad y existen otros tipos de vidas nómadas que no tienen por qué relacionarse con este concepto, y finalmente lo mismo podríamos decir cuando se habla del concepto “sin techo”, ya que persona sin hogar no denota vivir en la calle de una manera implícita como tal, no in situ, sino vivir en unas condiciones precarias e inseguras dentro de lo que podríamos determinar cómo vivienda o alojamiento, como mucho lo podríamos categorizar dentro de las múltiples tipologías oficiales de sin hogarismo. Lejos de lo que se piensa, la mayoría de las personas sin hogar no carecen de techo, pero no por ello tenemos que suprimir y olvidar a aquellas personas que si pernoctan en la calle.

Finalmente resaltar un dato, que, para muchas personas no es relevante, pero hay que mencionar de nuevo los factores personales. Tener o no tener una vivienda, no significa que una persona se encuentre o no,  en una situación de sin hogarismo. El concepto de sin hogarismo está más relacionado con la pérdida de la estabilidad en las interrelaciones sociales, económicas y personales que establece el individuo con su entorno, más que en el hecho “intencionalmente aislado “ en ocasiones, de tener o no una vivienda.

Victor Fornis Marcos. Estudiante de 4º del Doble Grado en Criminología y Psicología en la Universidad Europea de Madrid. 

Author Jessica Beirao

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