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Muchas personas cuentan con la suerte de tener un lugar al que acudir al final del día donde no pasar frío, sentirse seguros y poder descansar. Además, tienen la suerte de poder asearse y servirse más de una comida caliente al día. Sin embargo, existe otra parte de la población que se encuentran viviendo en sitios como la calle, albergues o incluso habitaciones arrendadas perdiendo incluso su dignidad.

Aunque pueda parecer algo lógico ir a un albergue, esto no siempre es fácil. Cuando le preguntamos a una persona porque no acudía a un albergue para evitar estar en la calle sufriendo temperaturas bajo 0, esta me dijo que no sabía cómo acudir a esos recursos habitacionales. Esto nos debe de hacer preguntar si se encuentra accesible la información necesaria sobre los recursos disponibles en la Comunidad de Madrid para las personas sin hogar. Además, en Madrid solamente funcionan tres Centros Abiertos donde pueden acceder las personas sin hogar en busca de alojamiento a través del Samur Social y de su sistema Puerta Única de Entrada. Estos centros cuentan con pocas plazas las cuales se suelen llenar con rapidez, especialmente cuando existen temperaturas extremas.

Por otro lado, podemos encontrar las habitaciones arrendadas en un piso. Para conseguir información relacionada con estas habitaciones, realizamos una entrevista con una mujer que se encontraba viviendo en esta situación. Lo primero que podemos decir es que ella vivía en una habitación sola en la que no tenía que compartir, sin embargo, el baño era compartido entre más o menos 4 habitaciones. Ella se despertaba temprano para poder usar el baño y poder cocinar antes de que llegaran las demás personas que se encontraban viviendo en el piso, especialmente una de sus compañeras que tenía esquizofrenia. Esto muestra la falta de criterio para los pisos, ya que juntan a personas que son potencialmente peligrosas dada su patología y los síntomas de la misma con otras que no. Cabe destacar que muchas veces no tenía agua caliente para poder ducharse, causándole problemas a la hora de sobrevivir el invierno. La manera que tenía de ducharse con agua caliente era llenando calderos de agua hirviendo y llevándolos hasta la ducha, sin embargo, debido a su edad, esto se convirtió en una tarea peligrosa.

Conseguir una habitación arrendada en un piso puede ser casi imposible ya que la persona es avisada de que tiene un lugar al que puede acceder. Sin embargo, no todas las personas sin hogar tienen la suerte de recibir una llamada para irse a un nuevo piso. Las personas sin hogar que buscan habitaciones arrendadas se enfrentan a varios retos a la hora de conseguir un piso, principalmente a la falta de seguridad de que se lo vayan a dar. Estas personas deben de compartir recursos ya que no pueden proporcionar el pago de un piso completo debido a que muchas personas solo disponen del sueldo mínimo vital. Además, nos debemos de preguntar quién le avala el piso o incluso como pagan la fianza. Por otro lado, debemos de tener en cuenta la credibilidad de la persona que busca el piso porque cuando esta aparece con las maletas en la mano, aumenta la imagen de desesperación lo cual disminuye la credibilidad. Al ser una persona mayor la que intentar alquilar una habitación, el propietario se cuestiona en qué medida esto le sale rentable ya que es común que estas personas pasen mucho tiempo en casa. Por esa razón, el acceso a la vivienda está condicionado. Las habitaciones arrendadas les prestan un sitio donde vivir a las personas sin hogar, sin embargo, muchos de los recursos las priva de privacidad, intimidad e incluso de dignidad.

Por otro lado, conseguir plaza en un albergue en la Comunidad de Madrid puede ser complicado muchas veces debido a la falta de plazas que existe. Actualmente nos encontramos con temperaturas muy bajas, lo cual lleva a muchas personas sin hogar a buscar refugio en estos albergues, algunos que tienen solamente 40 plazas. Por estas razones, se deben de cuestionar los recursos disponibles para las personas sin hogar sobre todo su información y la accesibilidad a esta.

Jéssica Grilo Beirão. Alumna en prácticas del Doble Grado en Criminología y Psicología en la Universidad Europea de Madrid. 

Author Jessica Beirao

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